​Cerrar y abrir puertas políticas.

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Por Onofre Salvador Fulcar.


Sabemos que no resulta tan fácil o cómodo para las organizaciones políticas, la toma de ciertas decisiones. Desde que tengo uso de claro razonamiento, escucho los reclamos individiduales y colectivos, dirigidos en la dirección de mejorar la calidad en los perfiles de algunos actores que se ofertan en cada comicio electoral, aspecto en el que se ha avanzado muy poco.


Las aspiraciones de esta sociedad son incesantes en tal sentido, pero los resultados, según la realidad, nos dan en plena cara, al observar la baja calidad entre muchos que dicen representarnos, cuyas acciones lo desdicen; basta hacer un mínimo ejercicio en su hoja de servicio, misma que se puede calificar deplorable.

Las funciones congresuales y municipales, por citar algunos ejemplos, han sido copadas en los últimos 30 años, con mayor acentuación del 2000 hacia acá, por una serie de individuos cargados de incapacidad, pero más que eso, con mucho cuestionamiento ante la opinión pública, incluidos aquellos que se han visto envueltos en graves denuncias por conductas delictivas.


Está más que claro, que no es o será posible, construir un país de oportunidades, con instituciones ejemplares, mientras no se mejore la calidad de muchos de sus protagonistas en el orden político. Los controles son minimamente operante, según lo que se nos presenta en cada proceso electoral, saliendo en la delantera individuos con mucha fortuna, de perfiles desconocidos, con propuestas poco creíbles, verdaderos improvisados en el amplio sentido de la palabra.


Existen unos cuantos buenos en esas instancias estatales, aquí sabemos quienes son, por tanto se trata de clase aparte, integrantes de los partidos que nos representan. Quisiéramos que se multipliquen, que sus voces no sean opacadas por los malsanos y mayoritarios intereses de los que lamentablemente, solo van a estorbar la implementación de las sanas iniciativas.


Si empezamos a describir las cualidades nocivas, nos faltaría espacio en este lacónico escrito: vacíos, faltos de visión, compromiso y representantes de intereses nada positivos para el fortalecimiento del Estado, están a la orden del día. Con tal panorama, seguiremos viendo las mejores propuestas en las gavetas del rezago.


Existe el pleno derecho de elegir y ser elegido, pero de ahí a que caiga sobre los hombros del país, la pesada carga de cuantiosos gastos, sin que se note que haya respuesta que se pueda decir que vale la pena, tendríamos que colegir que existe una acentuada irresponsabilidad en aquellos que no tienen o aplican cedazos en una parte de los que aspiran a acceder a posiciones electivas o de otra naturaleza en el tren del Estado.


Debe producirse un mea calpa en todo el sistema de partidos políticos, sin dejar de lado la responsabilidad de otros sectores con marcada incidencia. Esto debe corregirse lo más que se pueda, por ahí viene el 2024, por lo que han de asumirse oportunas posturas a nivel de las leyes que tenemos y, como es sabido por todo el que tenga algo de conciencia, sea bien intencionado y lidere una que otra organización partidaria, debe evitar la imposición de los oportunistas por encima de los que siempre han querido y quieren lo mejor para este país.


Apostemos a lo mejor, si se quiere, se puede.

Todos los partidos tienen gente preparada y con perfiles excelentes.

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