​Desde las alturas del poder.

Por Onofre Salvador.

Estar en tierra firme y volar en las alturas, tienen significados similares para algunos individuos. Evidentemente, existe mucho parecido, siempre que se mire desde un mundo irreal o se eleve el vuelo en las llamadas burbujas, donde la visión se opaca y todo parece color de rosa para los que flotan plácidamente sin la más mínima dificultad material.

Los discursos y actitudes varían con bastante frecuencia, una vez se cambian los roles de opositores a oficialistas. Los hechos empiezan a desmentir a aquellos que se caracterizaron durante mucho tiempo por criticarlo casi todo, pero más que eso, diciendo que lo harían diferente o mejor de alcanzar el favor del electorado.

A veces nos detenemos a observar a ciertos políticos y, para nuestra sorpresa, muestran una acelerada metamorfosis mental, que le induce a desdecirse con tanta facilidad, que pareciera se trasladaron a otro país lejano y hablan a una sociedad que sabe poco de ellos.

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Aquello de que una cosa es con guitarra y otra con violin, le viene como anillo al dedo a quienes criticaron acremente las alzas injustificadas de los combustibles, los préstamos, medicina, alimentos, en fin, todos los demás artículos de uso y consumo.

No se puede negar que tenían razones suficientes para encarar en su momento aquellas cosas negativas; callarlas era estar de acuerdo con lo incorrecto de pasadas gestiones, sin embargo, se baila en el mismo círculo de apostar al olvido y superar en ciertos aspectos a gente que en el pasado le fallaron a este pueblo.

En los momentos actuales, el oficialismo apuesta a una temprana reelección, precisamente montado en una ola, en nada diferente a ensayos anteriores, minimizando en grado sumo las posibilidades de los que están del otro lado de la acera, dando de lado a muchas cosas, entre ellas el golpeo constante a quienes tienen la potestad de dejar a los que están o simplemente cambiarlos por otros con la acción directa del voto.

Veo mucha gente mareada; a los que al parecer se les olvidó hace rato que el poder es transitorio, haciéndose los suecos, dando por desconocidas las sabias lecciones históricas, en cuyo contenido se revelan infinidades de hechos, puras enseñanzas para los que se apartan de la realidad y piensan que las cosas se mantien inalterables en el inexorable transcurrir del tiempo.

Leí y escuché en algunos medios, afirmaciones que reducen o minimizan las posibilidades de los partidos de oposición frente al oficialismo. En tal sentido, diría que la política da sorpresas, ejemplos hay por doquier, mucho más cuando se flota en las alturas, ignorando la realidad.

La política es coyuntural, subestimar a los contrarios a través de lentes distorsionados, nunca ha dado buenos resultados. Pero nada, cada quien tiene su librito y disfruta de la majestad del libre albedrío.