​​Depresión y desesperanzas, sufren los más necesitados.

He escuchado dos noticias abrumadoras para cualquiera, una es la escasez de leche infantil y otros productos, a lo que se le agrega la subida exorbitante de los productos de usos diarios, los servicios como la luz (los constantes apagones), la amenaza del COVID y otros virus como la viruela del mono. A lo que se suma bajos salarios, poca oferta de empleos y una situación de calamidad, por el bajo nivel de acceso a productos provocados por la inflación.

Esto ha provocado un grito desesperado que puede traer como consecuencia, motivos de protesta, lanzamiento a las calles, en busca de un camino de esperanzas, arraigado en los más necesitados y una clase media que no soporta más la carga de los pobres de nuestro país y seguir alimentando las arcas del sector financiero.

No puede sorprender el crecimiento de la violencia en la familia, la delincuencia, el estado de inseguridad en todo el sentido, vivir en un conflicto permanente de dificultades, escasez, problemas de estrés entre otros, no es lo que como pueblo que intenta crear una ciudanía responsable debe exhibir hoy en día. Además la economía del país no ha dejado de crecer, sin embargo, no se manifiesta en la calidad de vida de un pueblo ansioso por sacar de abajo y dar un salto en su segmento social.

No se puede negar el deseo de progreso de un pueblo que lo da todo para salir individualmente hacia delante. La respuesta será un caldo de alimento, hemos vencido batallas más fuertes, como no vamos a vencer está pequeñas cosas, que han de servirnos para promover otros cambios en nuestras vidas, convertir cada uno de esos problemas en una oportunidad de crecer y vivir dignamente.

El gobierno del país debe promover una política que se dirija directamente al bolsillo, se puede revertir la desesperanza en esperanza y resguardar la paz por medio de la dignidad. Necesariamente un Estado es un organigrama sistemático que para mantenerse en equilibrio debe atender todos los cuadros del mapa mental.

Salud, educación, alimentación, son los elementos del contexto fundamental de todos los gobiernos. Los emperadores, faraones y reyes de la antigüedad, entendían las reglas de gobernar; lo ideal de un soberano es crear riquezas y satisfacer su pueblo; un contexto contrario, elimina todo tipo de posibilidades.

Es obvio que las medidas tomadas por el gobierno para permitir el acceso de los pobres al producto de consumo diario no está surtiendo efectos ni provocando un crecimiento económico individual ni colectivo. Es preciso tomar medidas para brindar un acceso más asequible del ciudadano a los productos de la canasta básica, un servicio de luz eléctrica, agua potable y servicios de salud sin costo a la ciudanía.