​Retomar el discurso del fortalecimiento de la función docente, un reto del nuevo ministro de educación.

Felix Dini, profesor

 La semana pasada el presidente de la república designo mediante decreto un nuevo ministro de educación, esto podría verse como una acción rutinaria en la administración pública, pero la fecha en que se produjo la sustitución, a solo unos días del 16 de agosto, añadido a que en el decreto emitido por la presidencia donde se remueven a varios funcionarios el único que tiene la jerarquía de ministro es el de educación, ha creado suspicacia dentro de la población dominicana.

 El exministro  Roberto Furcal, tuvo que enfrentar a su llegada  al ministerio de educación el inicio del año escolar 2020-2021, en plena pandemia, lo que significó un reto para su gestión, hay opiniones encontradas sobre el éxito de las estrategias  adoptadas, porque en gran medida la valoración dependerá desde la perspectiva que se mire, pero lo cierto es que en su  gestión frente al ministerio de educación  debió utilizar demasiado tiempo para responder y defenderse de escándalos administrativos, que en muchos de los casos eran irrelevantes como la compra inoportuna de orquídeas para el ministerio de educación,  sumado   a   fuertes conflictos con los maestros y enfrentamientos con suplidores del alimento escolar, que trajo como consecuencia la afectación considerable del calendario y horario escolar,   y lo que más tiempo le ocupo a su administración fue sin lugar a dudas tratar de explicar las denuncias de irregularidades en  procesos de compras y contrataciones de bienes y servicios a través del INABIE, esta situación distrajo y  no permitió que el ministro  se enfocara en crear las condiciones para seguir avanzando en el objetivo de mejorar la cálidad de la educación dominicana a través del fortalecimiento de la función docente.

Al nuevo ministro Ángel Hernández, se le reconoce como un académico, conocedor de los problemas que enfrenta la educación dominicana, a él le toca dejar atrás los conflictos de índole administrativo y retomar el discurso pedagógico desde el ministerio de educación , más aun cuando se supone que en este contexto de post-pandemia se hace imperante retomar la aplicación del Pacto por  la educación 2014-2030, de las acciones  planteadas en ese acuerdo existen varias relacionadas directamente con la función docente  cuya ejecución  es impostergable, como lo son normalizar el programa de inducción docente (vemos que el pasado ministro publicó una resolución  en ese sentido luego de su destitución) se debe contar con un documento que lo reglamente  y comenzar su implementación de forma inmediata   con la gran cantidad de maestros que aprobaron el concurso de oposición  este año,  también consensuar, crear y reglamentar   la promoción de profesores mediante concurso a las posiciones de técnicos y coordinadores decentes a nivel distrital, regional y nacional.

Diseñar y aplicar una evaluación con criterios técnicos definidos a todo el personal docente del ministerio de educación , debe ser otra de las iniciativas de la presente  gestión, pues  la percepción entre los maestros es que la última evaluación de desempeño docente   en modo alguno permitió conocer el trabajo de cada maestro y que fuera   valorado su esfuerzo de forma justa  , promover el fortalecimientos de las capacidades de los docentes para evaluar los aprendizajes de los estudiantes desde un enfoque de competencia y dominio de los contenidos disciplinar, esta parte es fundamentar para lograr aprendizajes de calidad en los estudiantes, en el sentido que desde el 2013, se estableció mediante la revisión y actualización curricular el enfoque de competencia y aun muchos docentes no dominan de forma adecuada dicho enfoque, esto sería posible  facilitándoles programas de especialización y perfeccionamiento.

Existen otras acciones acordadas en el pacto por la educación que apuntan  a la práctica de los profesores, pero pienso que las enumeradas anteriormente serían las  que debe abordar con prontitud el nuevo ministro a fin de cumplir con ese gran reto que tiene, el cual es, que  desde el ministerio de educación  el discurso que se privilegie sea el orientado a robustecer  y mejorar la dimensión pedagógica, significando esto  precisamente  la necesidad de fortalecer la función docente en todos los ámbitos y niveles del sistema educativo público.