​No más muertes por accidentes de tránsito.

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Las muertes por accidentes llenan de impotencia a un colectivo social, al momento de pensar en las circunstancias en que ocurren. Esto se ha convertido en otro flagelo que nos abate como sociedad. El dolor y el sufrimiento, tocan una puerta no importa la clase social, social, raza, color religión, en la República Dominicana, a diario. Las estadísticas de decesos ocurridos en el país por accidente de tránsito, es mucho mayor que por las enfermedades más catastróficas de la cuales se he objeto en el país.


Desde los primeros meses de este año cuantas veces se accedía a una red social, había un informe de un amigo, un familiar o un periódico anunciando la muerte por accidente de una persona joven. Describiendo acaba de salir de X lugar hacen seis minutos y ya está en la morgue de un hospital, cuan triste y sorprendente es esta noticia.


Pero lo que realmente ha impactado esta provincia es la muerte en un trágico accidente de un joven hijo de dos educadores, un muchacho educado, prudente y obediente formado en los más altos valores sociales, sin embargo es víctima de un rebase temerario, en una carretera recta.


No he de extrañar que el otro joven sobre el cual se estrelló era digno de ponderaciones, como un joven responsable y de buenos valores, pero ocurren hechos inexplicables. Dos muchachos buenos en la flor de la juventud pierden la vida de una manera imprevista.


Este acontecimiento ha dejado sin perspectivas a las personas del entorno de esta familia, ver sufrir un dolor tan grande a dos madres jóvenes, que de un momento a otro le ha cambiado la vida. Esto es parte de una rutina en este medio. Ojalá que este silencio, esta ausencia, sea un paradigma roto en esta ciudad, que corrija de una manera consciente este escuadrón de muertes y sufrimientos.


Los profesionales, las organizaciones y todo el pueblo por medio de los medios de comunicación de masas y las redes sociales, debemos tomar este discurso, en defensa de la vida de los jóvenes, un manejo por las vía de una manera responsable. Con respeto a la vida.


Deben hacer acopio de otras medidas, con respeto al conductor. Al detectarse un exceso de velocidad, o conduciendo bajo cierto grado de alcohol o con mala noche, debe ser sometido a la justicia a estos conductores y que se enteren con anticipación, para que luego no aleguen ignorancia, ya está bueno de tantas muertes.


Hay que felicitar la medida de la ley de tránsito, que se tomó últimamente especialmente la que condena a cárcel para todo aquel que ocasione la muerte a otra persona, presuntamente por accidente. Esta medida impone un nivel de responsabilidad mayor sobre el conductor sobre aquella en donde a las veinticuatro horas de haber ocurrido el accidente esta persona quedaba libre.




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