Prejucios

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"Una niña tenía dos manzanas en sus manos.

Su mama se le acercó y le pregunto a su hija si le daría una manzana.......

La niña rápidamente mordió una y luego la otra. La mama sintió como se le congelo la sonrisa

Y trato de no mostrar su decepción.

Pero la niña le pasa una de las manzanas y le dice: "toma mamita, esta es la más dulce."

No importa cuanta experiencia o conocimiento crees que tienes, nunca hagas prejuicios. Ofrécele al otro la oportunidad de dar una explicación.

Lo que percibes puede no ser la realidad."


Cuantas veces en tu vida has hecho de Juez, cuantas veces has dictado sentencia y condenado a otros sin haber visto más allá de tus prejuicios, cuantas veces has señalado a otros con el dedo acusador.....Una de las grandes debilidades de los seres humanos es que colocamos en el cepo de la tortura a los demás, que los golpeamos con el látigo inmisericorde del castigo sin detenernos un solo instante a concederle "el beneficio de la duda."


No creo que haya otra cosa que duela más en la vida de alguien que el haber sido objeto de una calumnia o una difamación, y más allá del dolor, esta la secuela de consecuencias negativas que deja en la vida de un ser humano el que le hayan indilgado una acción bochornosa y denigrante que no ha cometido.


Si bien es cierto que existen leyes que castigan la difamación y la injuria, no menos cierto es que esas leyes solo son aplicables en el caso específico de que el detractor haya hecho algún tipo de declaración pública o directa a la víctima, y que este muestre evidencias o testigos de tal infamia, lamentablemente eso casi nunca sucede, ese no es el modus operandis del detractor, generalmente solo "hecha bolas a correr" y hace acopio del postulado de "siembra dudas que algo queda.


No importa que pase el tiempo, el mal persiste lacerante en el alma de quien haya sido víctima de una calumnia, y a su alrededor siempre se tejen una serie de conjeturas negativas que habrá de cargar como la más pesada cruz toda su vida, no importaran todos los ingentes esfuerzos que haga para demostrar lo contrario a lo que se le haya etiquetado, siempre prevalecerá el morbo de los demás dictándole la implacable sentencia de ser culpable.


El dictamen de sentencia condenatoria se acentúa aún más cuando la víctima de la calumnia hace silencio y no da explicaciones, por entender que quienes lo conocen de verdad no necesitan explicaciones saben que no sería capaz de cometer lo que se le imputa, y que ante quién lo acusa por más argumentos de defensa que use no le interesa creerle, es ahí donde sus detractores aprovechan para hacer germinar su semilla de cizaña aumentando aún más el efecto de su maldad.


Al final a la víctima solo le queda el recurso de la espera y dejar que pase el inexorable tiempo que es el que coloca cada cosa en su lugar y que "el agua se aclare sola al paso de la corriente'.


O dejar que el más justo de los jueces, que es Dios, le dé a cada uno lo que cada uno merece acorde a sus acciones.

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