Del analfabetismo a la excelencia.

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Hace más de dos décadas se enfatiza en la importancia de la alfabetización, pensando mucho más allá del desciframiento de los símbolos de la lengua, figúrese en un país con más de un diez % de analfabetos, en ese momento de define la alfabetización como la expresión de una serie de dominios que van más allá de descifrar o decodificar un texto, es decir, extraer el mensaje en un documento.


El analfabetismo no es solo literal, va mucho más allá, hay que tener unas capacidades de comprensión lectora, que permitan reflexionar y construir nuevos conocimientos. Leer es mucho más que firmar, es decir, saber escribir su nombre y decodificar los símbolos de la lengua en pequeñas porciones, hay que apropiarse del texto. Hacer constructos, resolver problemas del conocimiento y reflexión de la vida misma.


En los últimos tiempos se describe el analfabetismo como la ausencia de conocimientos en elementos fundamentales por el dominio de las tecnologías, otros idiomas, por el auge de los aparatos electrodomésticos, celulares y otros objetos que requieren el dominio de la tecnología, cuando eso se dijo, no se pensó que el momento estaba tan cerca, muy especialmente en la parte magisterial, aquí surge la tecnofobia, el miedo a las computadoras y los movimientos con los celulares lo realizan los niños.


En estos momentos cuando la tecnología está teniendo tanto auge especialmente en la República Dominicana, que es posible que en el área de la información y la comunicación es donde ha tenido su mayor avance, ahora demanda un mayor esfuerzo, adecuarse a los requerimientos de los nuevos tiempos. Se han juntado, el analfabetismo tecnológico, con el analfabetismo literal. En cuanto avance el tiempo las exigencias serán mayores, la era del conocimiento también demandará el mérito académico. La escuela debe trabajar y crear una cultura del mérito. Esto no parece difícil el contexto actual presenta sujetos, cargado de capacidades que van mucho más allá que el propio docente migrante de la tecnología.


El premio a la excelencia académica es una antesala de lo que se espera, buena iniciativa para ir creando una cultura del mérito, lo bien hecho, se evidencia concretamente que nos encontramos en la era del conocimiento, la era de la virtualidad. El mérito será la carta de trabajo de los profesionales.


Desde el nivel inicial hay que ir trabajando el mérito, es ya parte de una población, los padres se sienten orgullosos de sus hijos cuando estos son meritorios en la escuela y los profesores alivianan su labor cuando cuentan con grupos de estudiantes esforzados y responsables.

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