En una fecha como hoy en 1937, Trujillo entrega parte del territorio dominicano a Haití.

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El Matero, Las Matas de Farfán.- En la obra Masacre se pasa a pie Freddy Prestol Castillo, denuncia la muerte de miles de haitianos que Trujillo ordenó con el pretexto que entraban a robar al país, esto tuvo un precio, para la República Dominicana,  que no se ha contado es que el mismo tirano entregó al presidente Sténio Vicent los siguientes pueblos: San Rafael de Angostura, San Miguel de la Atalaya, Hincha y Las Caobas que fueron ocupadas por los haitianos.


La discusión sobre el territorio haitiano frente al dominicano con respeto al espacio físico, viene desde el siglo XVIII cuando por medio del tratado de Aranjuez se reconoce la invasión de parte de los franceses de la isla.


En “Historia de la República Dominicana, Volumen 2”, Bernardo Vega escribió que después de su primer encuentro en 1933, Trujillo y Vincent discutieron el tema fronterizo y sobre los desterrados políticos, “llegando a un acuerdo tácito, un quid pro quo secreto, por medio del cual Vincent se comprometía a no permitir la estancia de nuevos exiliados y a expulsar a los que quedaban a cambio de que Trujillo cediese territorios que, según el Tratado de 1929, eran dominicanos”.


Concluye, el 14 abril de 1936 los cófrades ratificaron el acuerdo de 1929 para darle vigencia y reafirmar la necesidad de construir la Carretera Internacional desde Bánica hasta Restauración que serviría de límite fronterizo y que el río Artibonito fuera la línea limítrofe de los dos países.


El ensayista Manuel Núñez ha escrito que el tratado de 1929 significó para los dominicanos la primera gran derrota, luego de que los haitianos ocuparan Capotillo, Hincha, donde nació el general Pedro Santana, Las Caobas, San Miguel de la Atalaya y Rancho Mateo.


Recordó que desde una época anterior se había decidido que el Lago del Fondo (Azuey) que, en la linde de Aranjuez, figuraba compartido por ambos países, quedara exclusivamente en manos de Haití.


“El 22 de enero de 1929, los dominicanos se despertaron con un territorio brutalmente amputado. Habiendo llegado al siglo XX, con más de 53.000 km², tras refrendar el Tratado de 1929 para ponerle punto final a una situación absolutamente inaceptable para la soberanía nacional, quedamos confinados en unas fronteras imprecisas que, en ese momento, rondaba los 49,000km²”, enfatizó Núñez.


De acuerdo a Fabio Herrera-Minino, ese convenio suscrito por Trujillo, “aprobando el despojo definitivo del territorio, quedó como una espina en el cerebro del dictador dominicano, quien por los roces fronterizos en la zona de Dajabón, y en octubre de 1937 ordenó el exterminio, con el uso de machetes y cuchillos, de miles de haitianos residentes en la Línea Noroeste”.

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