La riqueza que se pierde por la desigualdad de género.

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El Matero,- Quien busque un ejemplo de lo frágil que es el progreso humano puede leerse el informe publicado hace un mes por el Foro Económico Mundial (WEF). El índice global que elabora el organismo desde 2006 y que mide la brecha entre mujeres y hombres en salud, educación, economía y política evidencia que “una mayor educación global no ha tenido una repercusión equivalente en facilitar más oportunidades laborales a las mujeres, independencia económica o liderazgo”. La distancia entre ambos sexos en participación en el sistema financiero y en la toma de decisiones sigue siendo abismal.


 Las cosas empeoran. Si todo sigue como hasta ahora, la brecha de género tardará exactamente 100 años en cerrarse en los 106 países de los que se tienen registros desde el inicio de la publicación. Es un avance propulsado por las patas de un cangrejo: el año pasado, para lograr ese objetivo hubieran bastado 83 años.Algunas de las desigualdades más inquietantes están en la esfera económica. Aquí el informe describe una realidad estadística lamentable para las niñas: en 2016 los países han retrocedido a niveles de 2008 y la brecha necesitaría de 217 años para sellarse. 


El debate sobre el empleo no remunerado recorre el mundo, pero el trabajo de las mujeres sigue sin tenerse en cuenta. 82 países están peor que hace un año, solo 60 han mejorado (España avanza cinco puestos y ocupa la posición 25). Y los lugares donde ellas pueden sentirse más libres siguen siendo un puñado de Estados pequeños de Europa Occidental, particularmente los nórdicos (a excepción de Ruanda, situada en cuarto puesto, por su elevada representación femenina en política).

“Se necesitan más esfuerzos para acelerar el progreso”, cree el WEF. No es solo una cuestión de derechos: la economía pierde, y mucho, si se estrangula el futuro de las mujeres. Una enorme variedad de modelos y estudios empíricos respaldan esa afirmación de que la paridad genera dividendos económicos importantes, aunque varían según los lugares y los desafíos de cada país. El mundo en su conjunto podría aumentar el PIB mundial en 5,3 billones para 2025, estima el documento, si la brecha de género en lo que respecta a la participación económica mejorase un 25% durante el mismo periodo.


El Instituto Europeo de Igualdad de Género (EIGE) también pone números a esta realidad: “La tasa de empleo en la UE aumentaría significativamente si las mujeres disfrutasen de un mayor grado de igualdad en la oferta educativa y el mercado laboral”. Eso generaría un incremento de la contratación de entre 0,5 y 0,8 puntos porcentuales en 2030 y de entre 2,1 y 3,5 puntos en 2050. “Si se produjeran esas mejoras, el empleo rondaría el 80% en 2050”, analiza el EIGE. 


Puede que sea un sueño escrito en un papel, pero se crearían, en el escenario menos optimista, 6,27 millones de puestos de trabajo, de los que 4,5 millones estarían ocupados por mujeres. En las previsiones más esperanzadoras serían 10,5 millones de puestos adicionales en 2050 (los mismos que tienen, por ejemplo, los Países Bajos) y eso produciría un incremento del PIB per capita de entre 6,1% y 9,6%, lo que equivale a entre 1,95 y 3,15 billones de euros solo en Europa. 


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