Venid los moradores del campo y la ciudad.

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El mes más bello del año es Mayo, por ser el un mes fértil y rico de las flores y el mango. El canto a las madres se oye retundar por las calles, hogares y escuelas provocando los más profundos sentimientos de amor maternal y familiar. No hay amor más grande en el mundo que el amor de una madre, esta se entrega toda por el hijo de sus entrañas. Esto constituye la grandeza de su ser, madre aunque sea de bejuco, según el argot popular. Es su amor tan profundo e inmenso que lo entrega todo, sin esperar recompensas. Su satisfacción es ver bien sus hijos, sanos, bien alimentados, vestidos y felices.


En el pasado tan solo el canto de los pájaros y el ondear de las flores del flamboyán, constituía un apego y un sentimiento de amor y felicidad. La naturaleza misma se manifestaba en la construcción de una percepción y un sentimiento, puramente humano, natural como el hombre mismo. Esta manifestación de la naturaleza, era reflejada hasta en el aire que rodea el entorno, uniendo el ser humano con la naturaleza en el sentimiento más ferviente y profundo del hombre. Los nuevos tiempos y las generaciones presentes se están llevando hasta el aire, transformado paradójicamente, positivamente y negativamente la sociedad.


En este tiempo hay mejor sentido de la maternidad, en una porción de la sociedad, se está ejerciendo está mucho más consciente y responsable, pero con menores resultados, porque la integración de las mujeres a la vida productiva, le impide que se le dedique el tiempo necesario a la familia. La otra parte de la sociedad es parte de una paternidad irresponsable en menores de edad, que no tienen idea del compromiso de ser madre.

La crianza de los hijos solo está provocando una perdida sustancial de los valores que deben ser aprendido en el seno familiar. Provocando una falta de respeto a los progenitores y todos los adultos del entorno, siendo parte y víctima de los vicios y actos que afectan el desarrollo normal de la comunidad.


Su doble función de productora de riquezas, progenitora y formadora de los hijos, la hacen un ser vulnerable, a circunstancias disimiles de su vida, el tiempo influye inmisericordemente afectando, el crecimiento emocional de sus hijos, es decir, que el precio de la incorporación de la madre a la vida productiva, también ha provocado el surgimiento de embarazo en adolescentes y otros problemas, un cambio en el sentir el compromiso de ser madre.


Por otro lado hay madres que se entregan tanto por sus hijos que deciden viajar a tierras lejanas, para buscarle un mejor destino, este abandono inconsciente, también siembra una serie de secuelas que afectan la vida emocional de los hijos, no hay cosa en la vida que un hijo necesite más que a su madre, su cariño, cuidado y comprensión. Finalmente esto trae sus consecuencias también, en el producto social, que siembra el dolor y sufrimiento para ella, a pesar de sus sanas intenciones.


Las madres no necesitan regalos, ni el estribillo de la hipocresía de aquellos que son sus verdugos, necesitan hijos que le demuestren su cariño, que se comuniquen con ella y la comprendan. Los regalos de electrodomésticos y utensilios del hogar no son significativos para ellas. Necesitan el tiempo, la ternura, el respeto y la seguridad de sus vástagos. 

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