Ritual de jueves santo.

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Este día el jueves santo se celebra la santa cena, la última reunión de Jesús junto a sus discípulos. Con la muerte del Señor en la cruz. Este último acto se conmemora la alianza entre la eucaristía y la cruz. El acto solemne de adoración del monumento es tan antiguo como la iglesia misma su misión era llevar el sagrado sacramento y reunir la feligresía en torno a la celebración de la muerte de Jesús. Evento que ha ido evolucionando en el tiempo hasta perderse casi por completo. Ahora es símbolo por medio del cuerpo de cristo (hostia) de sepultar y resucitar el cuerpo de Jesús.


Este ritual se inicia a partir del II concilio Vaticano (1962-1965), al concluir la liturgia del jueves santo el sacerdote se acerca del altar superior al santísimo, coloca el cuerpo de Cristo extraído de la eucaristía. Se realiza el ceremonial fundamentado en dos textos escritos por canónicos de la iglesia colocados a ambos lados, estos se realizan de generación en generación. Las autoridades episcopales rezan alrededor del monumento.


El monumento solo se recuerda en semana santa, durante el tiempo ordinario de la iglesia permanecía cubierto por telones. En la semana santa este altar es el centro de atención de los creyentes se trasladan a los templos para visitarles mientras del resto de altares son velados en señal de luto. Los mismos se ubican en capillas de forma permanente o se guardan para luego ser colocado, aunque este ritual no requiere artículos de lujo un sagrario sencillo lo resuelve. Las distintas figuras utilizadas en la iglesia se han hecho con fines escenográficos.


Las formas usadas que pueden ser cofre, urna o arca simbolizan la unidad del antiguo testamento, donde se guardaba el maná. Estas actividades por su origen constituyen un tesoro cultural, religioso y folklórico en parte del mundo. La religión católica en sus iglesias tiene preparado diversos escenarios para nunca olvidar que Jesús se entregó por nuestros pecados. Vino resucitarnos del odio, el rencor, la envidia, la mentira y el engaño en que vive sumido el mundo.


Que la resurrección de Jesús nos transforme en un mundo de amor, de esperanza y solidaridad. Construyamos entre todos el paraíso terrenal. Preocupa que estos días sean para festejar y no para vivir una vida en más y mejor relación con Dios. Tal vez estoy desfasada pero me gusta más la celebración religiosa que la profana en este tiempo.


Calvo J., Lozano J (2004).Los monumentos de semana santa en Aragón (siglos xvii-xviii).

Artigrama, núm. 19, P., 95-137

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