Tengo ya un tiempo siendo docente universitaria. Inicié con presentación Power Point, pizarra con timidez, videos de you tube, redes sociales, blog, en las aulas del Instituto de Formación docente ISFODOSU recinto Urania Montás y de la Universidad autónoma de Santo Domingo UASD, recinto San Juan, lugares donde tengo el privilegio de ser docente.
En ambos lugares era difícil trabajar con tecnología porque había resistencia estudiantil y la misma influía en los directivos de dicha universidades, por las constantes quejas del estudiantado, en principio creció muy poco su implemento; en cambio, más tarde el ISFODOSU asumió la tecnología educativa como parte de la formación del docente.
Ni los líderes, los docentes y estudiantes universitarios, jamás pensaron que en el 2020, había que pasar a la educación virtual en un 100%, tampoco los que hacíamos intentos, teníamos idea que podía pasar algo así.
Trabajamos empíricamente la tecnología, agotando una o dos elementos de la secuencia de enseñanza aprendizaje, sin llegar a la autorregulación del aprendizaje en los estudiantes, aun se quedara en conocimiento igual que presencial, solo que eran nuevas formas de enseñar y aprender.
El cambio educativo ha sido radical y no podemos decir que no sabíamos nada, la evolución de las tecnologías provocaban que se presionara un mayor uso en educación, pero no ha sido acogida hasta la aparición de la pandemia COVID-19.
Ahora se ha tomado clases por videoconferencia usando aplicaciones star zoom y meet, el class room fue utilizado por colegios, liceos y universidades, el moodle lo utilizaron las universidades más prestigiosas a nivel mundial. Las clases remotas se hicieron de forma normal, exposiciones, ensayos, publicaciones, portafolios.
Creo que no es difícil para un directivo de la universidad especialmente las privadas, continuar sus programas formativos en línea, en cambio la mayoría de los maestros aburridos de estar en casa y sin adaptación a este sistema virtual, están locos por volver a las aulas a explayarse en sus clases presenciales.
No puede compararse nunca las clases presenciales, el compartir, el mundo de relaciones sociales y felicidad. La separación del estudiante de su espacio habitual para un contexto eden.
Según una entrevista a la rectora de la UASD Dra. Emma Polanco, la semana pasada a pesar de los inconvenientes de las clases virtuales en esta academia, la matricula en el semestre 2020/20 ha crecido, aun cuando se ha anunciado que el semestre será virtual.
Las clases virtuales pueden provocar problemas emocionales en aquellos alumnos de sectores vulnerables, que no tienen internet de banda ancha ni dispositivos adecuados para el desarrollo de la docencia en ese modelo.
Aquellos que tienen algunas facilidades mínimas como un celular y pocos megas de internet se hacen resistentes al cambio y niegan toda posibilidad de desarrollar un curso en línea. Por menos dificultades abandonan la asignatura. Otros viven en lugares remotos que no tienen señal de internet, ahí crece la frustración y la angustia.
Hay que decir en conclusión que el mundo no está preparado para luego de la pandemia continuar con clases remotas, aún hay una brecha digital grande que impide el acceso a sectores, si no vencemos la pandemia, el cambio del mundo es drástico; se abrirá una brecha educativa, la frase educación para todos quedaría en veremos, serán las clases desposeídas las perjudicadas.
No se puede negar que la experiencia de las clases en línea ha sido muy satisfactoria, se experimentaron desarrollo de secuencias de enseñanza aprendizaje completas, formando más íntegramente al estudiante, hubo la oportunidad de que los nativos digitales también contribuyan a que los migrantes se involucren más con las tecnologías por las emociones creadas con el buen hacer. Esta oportunidad debe contribuir no digo a aprender más, sino otras formas de aprender y debe aprovecharse.
Para recibir nuestras noticias o hacer denuncias, escribanos al correo diarioelmatero@gmail.com o al Whatsapp 829 232 5283
Escribe tu comentario