Río Macasía y su urgente protección.

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Por Onofre Salvador Fulcar


Hablar de Macasía, nos lleva de forma inmediata a una pequeña e interesante comunidad de nombre La Rancha, situada en el sur, entre Las Matas de Farfán y El Cercado, perteneciente a este último. Ahí nacimos muchos, por tanto, todo lo que le ocurra debe ser del más profundo interés.


Es sabido que en La Rancha nace el río Macasía, cuyas aguas dividen su territorio casi de punta a punta, sirviendo en algunas labores de riego, pequeños acueductos comunitarios y, como si fuera poco, es vital en el servicio de agua al cercano y querido Municipio de Las Matas de Farfán. Sin esta pequeña, pero valiosa fuente de agua, la vida en en sus alrededores sería muy complicada.


Desde niño me acostumbré a disfrutar de los baños rutinarios en dicho río, aprovechando su cauce cristalino y poco peligroso, lo que era un elemento adicional que permitió a los que me antecedieron, los de mi generación y los que llegaron después, disfrutar a plenitud de sus aguas frescas, a veces muy fría cuanto entraba el invierno.


Su cabeza, si es válido decirlo así, está fundamentalmente en el Barrero, uno de los lugares más hermoso que mis ojos hayan visto, algo cambiado por el manejo de las manos transformadoras del hombre, no necesariamente para su beneficio. Sin embargo podemos decir que algo queda y amerita el esfuerzo conjunto de las personas residentes y todo el que se beneficia de sus aguas.


Hace 31 años que salí de ese pedazo de tierra, un verdadero trozo del alma en cuando a lo que signicó y significa para mí. Hacer caminatas en sus orillas o cercanía, es una especie de ritual infaltable en cada uno de mis viajes allá, lo que me ha servido para visualizar lo que queda de el, luego de ser atacado de muchas maneras y hasta abandonado en lo que debe ser su protección.


La Rancha está verde, muy verde es lo correcto; ha recuperado un tanto su otrora esplendor, por la salida de muchos de sus habitantes, algunos de los cuales se dedicaban al cultivo de la tierra en la zona montañosa, no faltando las talas indiscriminadas de árboles e incendios, observándose mayores niveles de conciencia entre sus pobladores actuales, lo que se puede ver en cambios importantes y positivos en la fisonomía del lugar.


Otro aspecto sumamente valorable, está referido a la mayor frecuencia de las lluvias, es lo que me han dicho y he podido ver en algunos de mis viajes. En ese sentido se han experimentado ciertos momentos peligrosos, no solo por las crecidas del Macasía, sino también por cañadas próximas a la carretera, especialmente en parajes que están en la parte baja, algo solo visto en los últimos años, producido por los efectos e inexistencia de las barreras naturales, destruidas con mayor rigor unos años atrás.


A propósito del Macasía y su lugar de nacimiento, se torna urgente su protección en todos los niveles. Cada hijo de la Rancha, el Cercado en términos generales y, con sumo interés por lo que significa para nuestro querido y vecino pueblo de Las Matas de Farfán, debe ser parte de una agenda incesante, que conlleve vigilancia extrema.


Las autoridades de Foresta, Medio Ambiente y toda institución que tenga que ver con los recursos acuíferos, deben, además de la obligación de vigilar y castigar los daños intencionales, hacer duraderos y efectivos programas que beneficien los lugareños, renueven lo dañado, fortalezcan lo existente y, sobre todo, que enseñe el valor de los maravillosos recursos naturales existentes en ese pequeño paraíso.


El compromiso debe y tiene que ser compartido. La Rancha está bonita, se parece a la de hace unas cuantas décadas, pero sobre ella subyace el peligro, acentuado cada vez más por el desdén en unos cuantos, que al parecer no terminan de entender que esa limitada porción de tierra y su río, resultan imprescindibles para la vida de miles de personas por allí dispersos.


Las Matas de Farfán, pueblo emprendedor, de ustedes, de sus autoridades, se requiere más vigilancia, más compromiso, más programas y mayor interés en torno al Macasía, nuestro amado río, su río, el de todo aquél que respete, que entienda el valor de sus aguas.


Por favor, no lo echen al olvido, se lo pide este humilde servidor, pero sobre todo, una comunidad que merece lo mejor, que siempre le ha querido y respetado profundamente.

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