Los países de América Latina conscientes de la importancia para su progresivo avance, para dar el salto al desarrollo; el contar con una educación de calidad. Han tratado de corregir las debilidades, que son objetos sus sistemas educativos según las investigaciones, las sugerencias de sus técnicos y las experiencias de países que han sido exitosos en término educativos. Han dotado sus Centros Educativos de materiales, uniformes, libros, ha capacitado su personal docente y mejorado la infraestructura escolar, construyendo escuelas en todas partes y finalmente instituir una Jornada Escolar Extendida sin condiciones para que se desarrollen todos los procesos.
Es mucho dinero invertido inútilmente en el sistema educativo para mejorar la calidad de la escuela en todos los Centros Educativos. En función de estos, con un sistema, con sus componentes débiles, como habrá una educación eficiente en estos países; sin la integración consciente de estos elementos, el primer elemento es los padres, el segundo es el maestro, el tercero son los alumnos y el cuarto es toda la comunidad que rodea al alumno, para cambiar la educación debe haber una mirada de cambio de paradigmas en la sociedad para que esta se sensibilice y sea actora del cambio.
Para lograr esa sensibilidad en los actores es necesario que los autoridades se enfoquen no en la cantidad de recursos que recibe un ministerio y la cantidad en que crece el producto interno bruto del país, sino en la distribución de esos recursos. Los últimos estudios realizados a nivel de la prueba Pisa en los estudiantes, mostraron muy bajos desempeño en lectura y ciencia. Esto se traduce que hay dificultades en identificar la idea principal en un párrafo de un texto y sacar informaciones del mismo.
Esto ocurre porque los docentes escriben en la pizarra y dejan los estudiantes solos, no se detienen a agotar todos los procesos de lectura y la producción escrita. En tal circunstancia los mismos docentes que vienen de esa escuela pasiva no poseen las capacidades para realizar el trabajo. También los maestros no están identificados con la misión que le corresponde para asumir el compromiso que hicieron al ser designados en el puesto de docente.
Es evidente que los docentes dominicanos solo se preparan para dar una clase con todos sus elementos; solo cuando están frente a un acompañamiento y aun así no saben acatar las recomendaciones hecha por el acompañante. Por el momento sería aconsejable fortalecer y capacitar bien los coordinadores y técnicos distritales, hacerlo comprender la dimensión del compromiso, pagarle bien y exigirle resultados verdaderos, sin maquillaje.
El problema de los docentes es muy complicado, porque estos se capacitan a diario a nivel de diplomado, posgrado, especialidades y maestría, pero no aplican en su trabajo lo aprendido en estos cursos. De qué vale vivir capacitando personas para que estos guarden lo aprendido dentro de ellos y no sirva para nada. En tal sentido se insiste en que el cambio educativo se realiza mediante una revolución como lo decía el ministro Amarante Baret, solo que esa revolución tiene que venir de abajo también no de arriba como él creía.
A pesar de que la inversión en educación, en países especialmente en la República Dominicana viene de una lucha intensa de sectores de la sociedad. Estos sectores que son los mismos que hoy luchan en contra de la corrupción y la impunidad solo le importó la colocación de los recursos en el Ministerio Educativo y no ha puesto un solo granito de arena para contribuir a que los recursos se transformen en calidad educativa. Esta lucha a pesar de que logró el objetivo del cuatro por ciento, de que ha servido, sino van a velar para que los recursos invertidos se hagan para la calidad de la educación.
La autora es docente de la UASD.
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