El ‘padre’ del sistema sueco de pensiones: “Si vivimos más tiempo, ¿por qué no trabajar más tiempo?”

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DIARIO EL MATERO.- Catedrático emérito de la Universidad de Uppsala, Edward Palmer es uno de los padres del sistema de pensiones sueco, al que muchos miran como modelo de equidad y sostenibilidad. Aunque nacido en Denver (EEUU), Palmer ha vivido la mayor parte de su vida en Suecia. 


La atención prestada a su hija mayor, nacida con parálisis cerebral, lo convirtió un incondicional del sistema público de salud del país nórdico y, en general, del Estado de bienestar europeo, tema sobre el que está escribiendo un libro. A sus 78 años se acaba de incorporar al Foro de Expertos Independientes del Instituto BBVA de Pensiones, integrado por personalidades de distintas nacionalidades procedentes del mundo académico y de la investigación. 


Hacer sostenible un sistema de pensiones es una cuestión de largo plazo. Para empezar, hay que analizar en qué momento demográfico se encuentra el país. En el caso de España, hay un grupo muy numeroso de personas que se van a convertir muy pronto en pensionistas y se ha gastado el dinero extra que se guardó para cubrir la burbuja que viene. En mi opinión, fue una decisión desafortunada. Probablemente esté de acuerdo conmigo todo el mundo, salvo quienes pensaron que estaban obligados a hacerlo.


Es preciso fijar una edad de jubilación, pero también se puede recompensar económicamente a quienes opten por seguir trabajando. Toda una generación pensaba que iba a ser pensionista a los 63 años, pero eso no va a ser posible. Quizás tengan que trabajar hasta los 68 o los 69, y los que vienen por detrás van a tener que hacerlo más años aún. La longevidad va a seguir aumentando en Europa, es un hecho. Es posible convencer a la gente de que no tiene por qué jubilarse necesariamente a los 65 y se puede diseñar el sistema de manera que pueda combinarse el trabajo a tiempo parcial con el cobro de una parte de la jubilación.


En Suecia cada trabajador tiene una cuenta personal a la que va haciendo aportaciones durante toda su vida laboral. A la hora de jubilarse puede, si quiere, seguir trabajando y cobrar la pensión al mismo tiempo. Tiene la libertad de elegir. Lo veo a mi alrededor: la gente ha aceptado que así es la vida. Muchos suecos trabajan más allá de la edad de jubilación en los servicios sociales o la sanidad, sectores que demandan muchos trabajadores. Con 40 o 50 años uno puede perfectamente formarse para trabajar en cosas nuevas. Estar en un solo trabajo toda la vida no es una buena idea.


Suecia es una sociedad relativamente igualitaria, y ello tiene mucho que ver con la educación preescolar. Los países que gastan más dinero público o privado en los más pequeños tienen unos índices de fertilidad más altos. Eso ayuda a liberar a la mujer y a que hombres y mujeres compartan las tareas del hogar y los cuidados. Es imprescindible garantizar un punto de partida igualitario. Incluso los inmigrantes procedentes de Siria que acaban de llegar tienen esa oportunidad. Sus hijos se incorporan de inmediato al sistema educativo y eso facilita que los padres y las madres trabajen. De este modo se amplía la base impositiva y se generan los recursos necesarios para financiar todo esto.

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