​EL SUBE Y BAJA EN LA ESCALERA POLÍTICA

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Onofre 3



Por Onofre Salvador


Existe un instrumento muy necesario, denominado escalera. Por ella se sube y se baja de manera cómoda, o incómoda en ocasiones, según su calidad, propósito y lugar donde se le coloque.


En la praxis política, aspecto al que pretendo llegar con este simple, pero ilustrativo ejemplo, se da una especie de escalera con el infaltable subir y bajar, determinación establecida por el tiempo u otras situaciones que inciden en todo lo que vive sobre esta tierra.


Los partidos políticos del sistema, de manera principal los que nacen con vocación de poder, se dedican a construir mayoría con fines de acceder al control estatal, a través del ejercicio democrático en el que convergen los ciudadanos de los diferentes estratos sociales.


Una parte imprescindible en la referida construcción de mayoría, es la calidad, misma que deberá controlar la cantidad para que todo funcione dentro de los parámetros requeridos, y no se caiga en el caos, como ha sido la regla en la mayoría de los países de nuestra América latina.


Los partidos políticos que han gobernado el país, luego de la desaparición del dictador, Rafael Leónidas Trujillo Molina, han jugado roles importantes, regulares, y muy malos. Su estadía en la conducción del Estado ha sido prolongada, o efímera, dada la conformación de sus estructuras.


Fuera de esta parte, existen algunos casos excepcionales, que se han mantenido por un tiempo considerable, por ciertos estilos un tanto alejados de la democracia. El llamado paternalimo estatal, ha sido puntal entre otros detalles, de todo eso. Lejos de esto hemos tenido casos duraderos, aun con sus fallas, pero con algunas notas sobresalientes en el ejercicio gubernamental.


Recién iniciado el período democrático, se interrumpió el que prometía ser un excelente gobierno, dirigido por un ser eminentemente moralista, profundamente ético; nos referimos al eximio maestro, Prof. Juan Bosch. Hay que decir que solo en 7 meses, tiempo en que fue derrocado por los residuos que no admitían un nuevo orden, dio cátedra de como se gobierna de manera prudente y decente.


Transcurrido este triste y nefasto episodio, nos arropó la convulsión, desequilibrio y retroceso. La revolución de abril, lucha intestina que prometía devolver a posición anterior, lo que habían dañado, adquirió otra dimensión al llegarnos los invasores del norte, tomando el país el rumbo señalado por la gran potencia.


Desde el año 1966, hasta 1978, nos gobernó el doctor Balaguer, y su posterior Partido Reformista, quien pertenecía a los denominados conservadores, además de haber participado en calidad de funcionario del ajusticiado gobierno del señor Trujillo Molina. En sus periodos primó un poco el paternalimo estatal, acompañado por un estilo, especialmente en en sus primeros 12 años, poco democrático.4


Vimos los gobiernos del Partido Revolucionario Dominicano; de nuevo al doctor Balaguer, quien dio paso en el 96 al primer período de la segunda organización fundada por el profesor Bosch, el Partido de la Liberación Dominicana, mismo que dio entrada de nuevo al PRD a partir del 2000.


En el 2004, vuelve de nuevo el PLD, con Leonel en un segundo mandato, de nuevo en el 2008, y en el 2012, continúa el Partido Morado de la estrella amarilla, con el señor Danilo Medina Sánchez, hasta concluir en el 2020, tiempo donde empieza a gobernar el Partido Revolucionario Moderno, herencia del PRD, conducido por el señor Luis Abinader.


Volviendo a la escalera y la política, queda claro que, exceptuando la salida anormal del gobierno encabezado por el Prof. Juan Bosch, tuvimos a Balaguer en un mandato prolongado de 12 años, mantenido a base de su experiencia de estadista, y otros métodos catalogados de poco democráticos. En cuanto al Partido del Jacho, todos sus mandatos han sido corto…

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