La tergiversación maliciosa del término capitalización

|


Onofre 3





Por Onofre Salvador


El concepto vender, nos lleva de inmediato a la enajenación, al traspaso de los derechos que tenemos sobre una cosa. Para que eso ocurra, debe existir de por medio un acuerdo de voluntades, o en otro sentido, perder las prerrogativas de manera involuntaria por otras razones jurídicamente aceptadas.


Viéndolo de manera más amplia, y a propósito de los bienes estatales, hay que establecer con claridad, cuando estamos frente a una venta, u otras modalidades que tienen un significado completamente distinto. Entenderlo de forma similar, es caer en errores conceptuales, nada saludables.


Con la llegada del doctor Leonel Fernández, al poder en el año 1996, se empezó con un profundo proceso de reforma al Estado, parte que no podía postergarse, si era que estábamos en disposición de experimentar algunos avances institucionales. Sin esa ola de reformas, estuviéramos, con todo y las falencias que existen al día de hoy, casi en la edad de piedra.


Entendido lo que se tenía como país, y la herencia de muchas décadas repletas de ejercicios sin un ápice de arráigo institucional, el nuevo gobernante y su equipo, se abocaron a cambiar una serie de cosas que no esperaban más tiempo, para lo que se trabajó con el apoyo de un congreso representado por los principales partidos políticos.


Se sabe que el Estado Dominicano, era y es poseedor de una serie de empresas e instituciones, donde se invertía mucho capital, pero sobre la base de un retorno que produjera ganancias. Lamentablemente, y es aquí donde muchos se pierden, entre los cuales hay maliciosos, y gente simplemente confundida por desconocimiento, se ha querido dar la impresión que el Estado vendió sus empresas, cuando lo cierto es que, se procuró la capitalización, quedándose con la mitad de las acciones

.

Hurgando un poquito más profundo, para lo que invitamos a hacer un pequeño ejercicio de memoria, que lleve a recordar como se manejaban las empresas e instituciones que pasaron a tener capitales y ganancias compartidas. Muchos, entre los que figuran políticos y legisladores de todas las parcelas, la definían como cascarones, que solo servían para el enriquecimiento de funcionarios, y naturalmente para sacar recursos al Estado, mismos que se perdían sin remedio.


El concepto capitalización, para lo cual un congreso integrado por los partidos representados allí, debatió y aprobó la Ley No. 141-97, la que decidió esas formalidades, a sabiendas de las pérdidas millonarias que generaban cada día. Fue una decisión, y se debe repetir hasta el cansancio, debatida y aprobada por el congreso de entonces, donde figuraron levantando sus manos los representantes de todos los partidos, incluso, muchos de los irresponsables agitadores de hoy.


Aunque se intente esconder la verdad, con marcados fines politiqueros, todo sale a flote. Decir que Leonel vendió las empresas del Estado, es una irresponsabilidad olímpica de quienes promueven tal cosa, conociendo la mayoría que aquellos cascarones inservibles, solo se prestaban para sacarle dinero al Estado sin ningún retorno, y para tener allí un asqueante clientelismo.


Dejamos a para reflexión, las siguientes interrogantes: ¿ Cosiderarían mejor para el Estado, tener empresas que dejaran solo pérdidas, a que se repartiera la mitad del pastel?


¿Piensan que era mejor tener esos cascarones, recibiendo recursos estatales sin retorno, a qué el Estado alcanzara algún beneficio?


¿ Vamos a seguir con esa gran mentira, promocionada de paso, hasta por los que levantaron las manos representado sus partidos en el congreso?


No confundamos más sobre este particular, la capitalización y el tipo de privatización que se le ha querido endilgar a un ciudadano, mismo que hizo un ejercicio responsable ante lo que acabamos de describir, son cosas radicalmente opuestas.

Sin comentarios

Escribe tu comentario




No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes. Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.

Para recibir nuestras noticias o hacer denuncias, escribanos al correo diarioelmatero@gmail.com o al Whatsapp 829 232 5283