​El JUEGO CRUEL CON LA POBREZA

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Onofre Salvador


Con la gente se juega de muchas manera, sobre todo con la de escasos recursos económicos, misma que tiende a carecer de ciertos conocimientos que les permitan quitarse de encima uno que otro mal intencionado.


Se puede decir que esa ha sido la estrategia utilizada por algunos políticos, de manera más notable donde campea la dura pobreza material.

En la actualidad, faltando menos de un año para los comicios, aflora de nuevo lo que se puede calificar como vejatorio. Ya vemos a los de siempre tocando puertas, luego de una ausencia de casi 4 años.


La malicia viene con ellos con nombre de dádivas. En realidad empieza el juego de la perversidad, el de jugar descaradamente con la carencia de muchas familias que están pasando hambre. Abrazos y cara de bondad, mientras duermen, sin movimiento alguno, las promesas de hacer cosas con valor.


La práctica política no debe ser una acción temporal; y quien la concibe así, es un vulgar oportunista que juega con la dignidad humana sin un ápice de remordimiento.


Existe un cúmulo de cuentas pendientes, muchas con características añejas, y otras que se suman en la actualidad, convirtiéndose en una montaña de mentiras que sepultan la fe y esperanzas de gente que merece un trato más decente.


Una sonrisa cargada de demagogia es la carta de presentación de unos cuantos individuos con intenciones malévolas. Llegan a fuerza del billete, en ocasiones de dudoso origen.


Inicia la competencia, el caerle atrás a los que votan. En ese escenario se movilizan los que solo cuentan con la sinceridad de sus palabras, los que apuestan a los beneficios duraderos, y aquellos que van con los bolsillos llenos, listos para brindar un plato de comida de un día o algo similar, para desaparecer sin remedio hasta los días de campaña electoral.


Los gobiernos se clasifican en malos o buenos, de acuerdo hacia quienes dirijan el grueso de los recursos. Toda política pública que descuide el interés general, debe considerarse dañina en letra grande.


Lo triste de todo esto viene dado por el hábito creado. Vuelven una y otra vez a lo mismo, a jugar a su antojo con la pobreza, con el estómago vacío de aquellos que ven sus familias languidecer.


A eso le llamo, el juego cruel con la pobreza.

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