​Ingratitudes y traiciones en la política, verdaderas miserias humanas

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Por Onofre Salvador


Recién cumplo 57 años, tiempo suficiente para alcanzar un poco de experiencia, escuchar y ver muchas cosas. Dicen por ahí que el tiempo nos ayuda a conocernos un poco y también a todo aquello que nos rodea.


La política, quehacer cotidiano de hombres y mujeres, por todo lo que implica, nos muestra asuntos de alto valor moral, como viene a ser el sacrificio por causas nobles, pero también no dejan de estar presentes las peores miserias humanas. En esos contrapuestos caminos, se desenvuelve una de las prácticas más viejas del género humano.


En el éxito o fracaso de un sistema político, al margen de las orientaciones ideológicas de las organizaciones que lo integran, juega un rol determinante la formación de la clase dirigencial, misma que adopta comportamientos morales y éticos, así también, deleznables actitudes, digna de individuos corroídos de antivalores de pies a cabeza.


Aunque ha sido pan de cada día, desde hace muchos años, el tranfuguismo, ingratitudes, oportunismo, traición, y un extenso prontuario de las acciones mas bajas de muchos sujetos que pululan en los partidos políticos, en los últimos años resulta asqueante lo que se vive en ese particular. El término arrastrarse en el maloliente lodo, resulta pequeño para describir tan desagradables posturas oportunistas.


Es probable que eso mismo esté sucediendo en muchos países, sin embargo, el nuestro, de nombre República Dominicana, da ejemplos todos los días de una involución moral que asusta. No hay otra forma de explicar esta desgracia, que no sea señalando hacia todas las organizaciones políticas, en unas más que en otras, en las que penetran, escalan y adquieren poder, representaciones muy malas.


Se puede decir, guardando el debido respeto para la gente de bien, que se ha hecho una rutina aquello de ir a buscar riqueza, o engrosarla más a través del trampolin que ofrece la política, aprovechandose de los débiles cedazos partidarios, mismos que dejan pasar lo bueno, y desgraciadamente lo inservible.


De repente, aparece un dirigente político acabando con el supuesto adversario, a quien acusan de tramposo, corrupto, narco, entre otros epitetos, para luego aparecer dando un cálido abrazo, levantando su mano, en fin, diciendo que es lo más parecido a un mesías.


Está más que claro, que el aumento de las actitudes definidas aquí, llevan cada día más a nuestra nación al evidente colapso. Resulta muy difícil, el avance del país que sea, cuando aparecen tantos malos ejemplos, con tendencia a multiplicarse sin un mínimo de escrúpulos. Hay que alcanzar la categoría de escoria, para morder la mano que te da cobijo y comida con generosidad, de igual modo, abandonar a los que se aferran en creer que eres alguien que vale la pena.


Quizá se vea como un extremismo de parte de este simple ciudadano, mismo que no tiene otra vía de desahogo al ver tanta ruindad, y quien percibe nuestro sistema político en profunda agonía. En realidad, parece que hay unos cuantos colocados en el mercado, y también otros listos para pagar lo que pidan para mudarlo a otra casa.

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