​Una aproximación sobre el aborto y su legalidad.

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M.A. Ricardo Joel Almánzar Fortuna.


Me pregunto ¿Es más importante mantener el ego de la religión y su "pureza", que la salud emocional de una mujer que ha sido violada, abusada o seducida? El aborto es una decisión irresponsable en muchos casos, eso es innegable. Pero también forzar a una mujer a cargar con un feto deforme, con el fruto de una violación, a veces producto de un incesto, también es bastante cruel y deja mucho que desear en esta ya de por sí mal formada sociedad dominicana. El aborto debe ser legal cuando la situación lo amerite. Lo que debe haber es control y rigurosidad al aplicar las leyes, ¡Eso sí lo veo como una preocupación válida que puedan tener algunos obispos, pastores y gente común! Pero el venir a querer revivir la época de los puritanos es la peor de las decisiones. Cierto es que se debe educar a la población.


Hoy día la República Dominicana es uno de los países con la tasa de fertilidad más alta del mundo, de hecho, la más alta de la región según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL. No ha bastado la mantener la educación sexual tradicional que brilla por su ineficiencia en las escuelas y hogares. Precisamente el fallo de la sociedad dominicana ha sido enfrentar sus carencias con una liberación de la expresión individual y grupal que ningún bienestar han traído.


La educación sexual debe ser integral: empezar por buenos valores y principios en el hogar, continuar con una educación de calidad en las escuelas, con orientadores reales; no con el pastor de la iglesia o el cura párroco como pasa en algunos colegios, pues al final de cuentas ellos son hombres con los mismos deseos carnales que cualquier otro y a veces peor por la represión que su voto religioso les inviste. Regular las letras de las canciones que circulan en las emisoras promoviendo una sexualidad abierta y sin responsabilidad, una en la que la mujer es menos que un objeto o una clase de trofeo que el dinero puede comprar. Regular los programas de televisión con un lenguaje burdo y que incita los anti valores. Debe haber un marco legal que realmente funcione, que condene las malas prácticas de aquellos galenos que se lucren con el malestar ajeno de una mujer embarazada que se deshace irresponsablemente del feto, indistintamente de si es un médico pobre o rico. Pero también se debe ser flexibles, porque hay que considerar el daño psicológico que se le impone a una mujer en el caso de tener que dar a luz un hijo de su padre, de su tío, o peor aún de uno o cinco o más violadores que le agreden. Cuando es de su jefe en el trabajo que la chantajea para tener relaciones sexuales. ¡Eso es lo que hay que terminar!


Es lastimoso ver que el ego religioso quiera imponer su criterio a una sociedad que está ya de por sí rebosada de problemas que no puede resolver, tan sólo porque se quiere mantener un control en la voluntad de la gente por medio de la manipulación de las creencias. Hay que aclarar que el poder de iglesia cristiana, sobre todo la católica, lo ha conferido el Estado dominicano y, que en algún momento sirvió de contrapeso y equilibrio en debates del pasado. Pero no menos cierto es que la iglesia de antaño ya ha desaparecido y se sume en sus propios escándalos, incapaz de aplicar la ley a sus propios infractores y de responder a la misma sociedad que profesan proteger en nombre de Dios. República Dominica no es un Estado teocrático, por lo que sus leyes deben ir adscritas a los principios constitucionales siempre. Aun cuando ello implique estar en desacuerdo con facciones de poder, potencias extranjeras o intereses que no sean los mejores para su gente.


M.A. Ricardo Joel Almánzar Fortuna.

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