​La misión redentora de Jesús.

La semana santa este año hubo un cambio que se debe aprovechar, para demostrar la misión redentora de Jesús. En todo el mundo hubo una reunión en torno a la muerte y pasión de Jesús. Personas que demostraron verdadera devoción y respeto por aquel que se entregó por la redención de la humanidad. Hubo un rescate de las tradiciones, tanto en la iglesia como en la familia. Una expresión de temor a Dios y a la naturaleza.

Las actividades religiosas concentraron todas las iglesias en este país, realizando retiros, adoración, viacrucis, cultos y misas. Sus adeptos integrados en familia. Esto indica que no todo se ha perdido y que el camino en que va la humanidad es causa de temores. La única esperanza del hombre es confiar en que serán redimidos por Jesús, que entregó su vida por los pecados del mundo.

Hay que aprovechar esa disposición del pueblo de Dios, para salir de todo aquello que tiene atado al hombre. Salir de la cruz de los Pilatos y Judas que impiden el avance de la humanidad. Dejar el pecado y enfrentar a estos que condenan inocentes. La delincuencia que arropa este país, debido a la falta de equidad en la distribución de los recursos. El embarazo en los adolescentes, el aborto, la corrupción, la pobreza, la mala salud, la prostitución y la inseguridad alimentaria para el pueblo.

La destrucción del medio ambiente, por el mal manejo de los desechos y la depredación de los recursos naturales inmisericordemente.

Las iglesias deben seguir trabajando en sus seguidores, esa redención del pecado. Estos hombres pueden transformar sus entornos sociales, contribuyendo a la formación de personas libres, dinámicas y productivas. La misión de las iglesias debe ser orientada sobre la verdad de la muerte y pasión de Jesús de no ser así sería un pecado mayor.

Si subyacen la cruz de Pilatos y los Judas probablemente crecerán los redentores de Jesús, para hacer cumplir su misión transformadora del hombre. La redención de Jesús se cumplió desde su muerte y resurrección, fue grande el giro que dio la humanidad.

Observar como el hombre vive ahogado en un mundo de pecado, olvido, explotación dolor y sufrimiento, imaginar los grandes carteles de planificación de muerte, los niños en la calles formando bandas de delincuencia y los campesinos inmigrando hacia las ciudades provocando escuadrones de miseria, nos dice que se necesita otro Jesús.