Esta intacta la casa y las pertenencias de Las Mirabal a 57 años de su muerte

Museo Hermanas Mirabal recibe al año entre 50 y 60 mil visitas
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EL MATERO, SANTO DOMINGO.- Como si no hubieran pasado 57 años, permanece la casa donde nacieron y se criaron las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, en Ojo de Agua, Salcedo.


Y como intacta permanecen su casa y muchas de sus pertenencias, persiste en la memoria de Antonia Rosario, doña Tonó, aquel fatídico 25 de noviembre de 1960, cuando simulando un accidente de tránsito, junto a su chofer, Rufino de la Cruz, fueron asesinadas por ordenes del entonces presidente Rafael Leónidas Trujillo, a cuyo régimen se oponían.


“Y cuando salieron de ver a sus maridos, estaban los calieses esperándolas ellos ya tenían su trama hecha y las mataron, las mataron a palos, no le dieron balazos ni nada”, recuerda doña tonó.


Doña Tonó, de 90 años y quien llegó a casa de los Mirabal a los 12 para ayudar con los quehaceres del hogar, por lo que nunca se casó ni tuvo hijos, cuenta que ya la madre de las Hermanas presentía la tragedia y que en varias ocasiones les pidió que no fueran a ver a sus maridos presos en Puerto Plata. Cuando llegaron a dar la noticia del supuesto accidente, ya doña Tonó lo había soñado.


“Ya era tarde y ellas no llegaban, y decía doña Cha (madre de las Mirabal) ya, me las mataron…Yo estaba así acostada al lado de Raulito (hijo de Patria Mirabal), yo recuerdo que esa noche yo me dormí un poquito y yo sentí que me apretaron la mano y me dijeron ¡mi hijo, mi hijo! Y yo me espanté y le dije, doña Cha ellas están muertas seguro, porque me soñé que estaban las tres tiradas en una barranca tiradas una encima de otra”, relata doña Tonó, quien agrega que a eso de las cinco de la mañana llegaron a dar la noticia del supuesto accidente.


Como una forma de recordar a “Las Muchachas” como le decía, cada 25 de noviembre doña Tonó prepara dulce de coco para los descendientes de Las Hermanas.


Los recuerdos de las Hermanas Mirabal también viven en la que fue su casa durante sus últimos diez meses de vida, residencia que fue convertida en museo el 8 de diciembre de 1994, el cual es visitado por cientos de estudiantes durante todo el año, principalmente en noviembre.


Cada año el Museo Hermanas Mirabal, administrado por Manolo Tavares Miraval, hijo de Minerva Mirabal y Manolo Tavares, recibe hasta 60 mil visitas.


Rufino de la Cruz, la cuarta víctima de aquella tragedia convertida en leyenda, conducía el carro en que viajaban Las Mariposas aquel 25 de noviembre. Su figura no tiene tanta mención en la Historia, pese a que fue el único que estuvo dispuesto a acompañarlas, aun consciente del peligro que corría.


“Yo digo que se habla de las Hermanas Mirabal también hay que hablar de mi padre porque corrió con la misma suerte que ellas”, manifiesta Miledys de la Cruz, única hija que tuvo Rufino.


Aunque el asesinato de esas tres valientes mujeres sirvió para apresurar el final de la dictadura de Trujillo y fue el precedente para que en 1999 la Asamblea General de las Naciones Unidas declara el 25 de noviembre como el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer, ese hecho no parece haber sido suficiente para detener el maltrato hacia a las féminas.

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