El desprecio hacia los pobres

Por Onofre Salvador

La manera más pura de demostrar preocupación hacia los pobres, de parte de quienes dirigen un Estado, es aplicando políticas públicas que mejoren su calidad de vida. En tal sentido, aquellas acciones alejadas de ese objetivo general, solo sirven para profundizar sus penurias.

La actual gestión de gobierno, encabezada por el presidente Luis Rodolfo Abinader Corona, se ha pasado prácticamente cuatro años, vendiéndo sueños a la población, sin que se vean resultados tangibles. Dicen por ahí, que aquello que está al alcance de la vista, no necesita de espejuelos.

Se ha gastado una descomunal fortuna, intentando verder una falsa imagen de cambio sustancial en el país, sin embargo los hechos la desmienten cada día, para desgracia de un pueblo que le está tocando lo peor.

Esto debe verse, y no hay otra razón que lo niegue, como desprecio por la gente privada de recursos. El deterioro de todos los servicios públicos, la imparable carestía de los alimentos y los demás artículos, se convierte en la descripción más fehaciente del fracaso de una gestión gubernamental, que le importa un comino lo que experimentan los pobres.

Cada inicio de semana, vemos al presidente que se hace acompañar de algunos de sus funcionarios y periodistas con preguntas flojas, para desde un invento llamado La Semanal, pintar un paraíso que solo existe en su exagerada imaginación, agregando además, la posibilidad de profundizar lo que las evidencias develan como un verdadero desastre.

Tenemos a la fecha una economía resentida, con un crecimiento mínimo en comparación con administraciones del pasado. Sobre ella caen como dardos envenenados, los exorbitantes préstamos cargados de pesados intereses, que desde ya se reflejan en todo lo que pueda producir este golpeado país y, como es natural, sobre la espalda de los infelices.

Esta semana, el líder de la oposición, doctor Leonel Fernández, se ha visto en la imperiosa necesidad de responder y hacer puntuales propuestas, a través de la Voz del Pueblo. En dicho escenario se pone la cosa clara, sobre todo como réplica al espejismo que nos entrega el oficialismo.

Se tiene la certeza de la sabiduría de un pueblo, que ya conoce de manera suficiente el significado del cambio que se le vendió. Hay que decir basta ya, este país merece consideración, por lo que está decidido, sin importar la abusiva publicidad y propaganda, a variar el rumbo, dando oportunidad a quien no improvisa, al que promete y cumple.

¡Es tiempo de recuperar lo perdido y seguir adelante, es tiempo de seguir implementando las buenas obras, de priorizar en los pobres, es tiempo de Leonel!